De palique con Kike 31

(Artículo publicado en revista ‘Ñaque’, Ciudad Real (España); nº. 38, febrero 2005)

DESDE MI PLÁCIDA BUTACA

...aquello de no formar actores, sino público de teatro para el futuro... como una herramienta más dentro de la formación básica de la persona...
Martín Curletto
Eivissa,  2/3/94
 
         Emprendo hoy la explicación del 4º nivel de nuestro ejercicio de comparación de géneros (entre Cine y Teatro es lo que estamos tratando en estos últimos paliques, recuerda)  con esta cita extraída de una carta que conservo como oro en paño de Martín Curletto, otro personaje de esos insólitos que da el teatro. Con él mantengo también una especial amistad y he podido desarrollar frecuentes e intensas colaboraciones(1). Coincide que, entre las más entrañables, hay una que tiene que ver mucho contigo. ¿Te acuerdas del montaje que te comenté en nuestra misiva número cinco(2), aquel que estaba inspirado en un trabajo tuyo  sobre unos entremeses de Calderón de la Barca, cuyos ensayos pude saborear durante un verano en León? Pues, fue Martín quien se encargó, aquí, en Barcelona, de realizar la puesta en escena de los mismos entremeses, entremetidos en unos textos de enlace que preparé para la oportunidad y que más tarde fueron publicados(3). Martín y tú no os habéis llegado a conocer. Nunca se produjo la ocasión. Ya hubiese estado bien, ya, pero la suerte no se dio, ¡qué se le va a hacer! A ti te conozco desde la edad de piedra y a él desde la de bronce de mi senda teatral.
Volviendo a lo de la carta... me la envió desde Eivissa (Ibiza) hace ya diez años y la guardé por oportuna, ya que llegó en muy buen momento, debido a que los síntomas de insensibilidad hacia mis planteamientos eran muchos más y más claros que los del interés. No obstante, lo que importa aquí es que la he conservado, además, porque lo que dice encaja con el rumbo que me había marcado y viene a cuento también porque, hablando del espectador, señala fielmente ese camino que vamos a atacar en este palique, donde intentaremos exponer el cuarto nivel de nuestra experiencia de comparación entre estos dos lenguajes artísticos, el teatral y el cinematográfico. De hecho, Martín me escribía para expresarme sus impresiones tras haber leído una comunicación(4) en la que desarrollaba una parte de este ejercicio de comparación de géneros artísticos, que es precisamente el contenido de los seis últimos paliques.
Cierto es que, desde el primer nivel abordado, en todo lo que venimos exponiendo hasta aquí -como te digo, a lo largo de estos últimos paliques- cuanto hemos hecho no es una acción distinta a la de propiciar la formación de espectadores desde una vertiente práctica; visto además que lo que hemos propuesto impartir han sido siempre los rudimentos de un lenguaje artístico y que el objetivo que nos hemos trazado es el del ejercicio de la sensibilidad artística para reforzar esos recursos que nos ayuden a separar, desde el punto de vista de cada cual, el grano de la paja.
         He de evocar ineludiblemente las palabras de Martín, porque, desde luego, hasta aquí no hemos hecho otra cosa que enfocar nuestras pretensiones hacia ese campo, contribuyendo en lo posible y con el lógico margen de error, a que los seres humanos que hayan podido compartir con nosotros este tipo de experiencia, tiendan a alejarse del más que fomentado estereotipo del espectador tragaldabas de deplorables despojos televisivos. No sé muy bien quien lo fomenta ni si lo fomenta con intención, pero en el mundo que nos está tocando vivir se fomenta la mediocridad a punta de pala. Debe ser rentable, ¡digo yo!, porque, de otro modo, no se entiende.
         Ser espectador, aunque pueda parecer lo contrario, no es cosa fácil, ¡no señor! Por un lado, parece simple, solo hay que desprenderse y estar atento, por el otro, se han de adquirir conocimientos y calibrar la receptividad. En este delicado equilibrio parece residir el quid de la cuestión, pero, durante el proceso, noto que a mí, lo he de confesar, me traiciona constantemente mi punto de vista. ¿A ti, no? Tener la sensibilidad suficiente y la pericia para sortear o aflojar corsés y amarras es todo un arte, ¡te lo digo yo, que a la que me descuido me veo enseñoreado por preconceptos varios y acechantes! Tú también los tuviste, ¡no nos engañemos! Solo que tu inmensa ironía pudo con todo. Aún así, como gran amante del teatro, me comprendes, porque tú viviste como nadie que lo que conturba el oficio de espectador, parece estar en ese movimiento constante y pendular que nos agita desde la estulticia más absoluta a la estrechez de miras producida probablemente por un prisma de observación excesivamente especialista y empachado.
Hablábamos, tiempo atrás, sobre la necesidad de dotar de recursos al futuro espectador (no tan futuro, por cierto), pero como somos tan pobres, medida esta afirmación en términos materiales, y ostentamos tan poca influencia en nuestro entorno, Kike, se nos corta el alioli por menos de nada y, hala, vuelta a empezar por un quítame allá esas pajas.
Fíjate que la objeción viene en muchas ocasiones asociada a la palabra libertad, ¡con lo que nos encanta a nosotros la libertad, cuando ésta no es un mero sonido articulado! Ahora resulta que, en efecto, un ser humano tiene todo el derecho a elegir entre ser un espectador consciente y selectivo (lo cual no deja de ser cansado) o simple consumidor (mucho más llevadero) Es su opción, te dicen algunos vendedores de imágenes (vendedores, no porque las ofrezcan, sino porque las traicionan) Por nuestra parte, solo insistir en que seguiremos trabajando con la intención de contribuir a que, en el ámbito más general imaginable, se favorezca la formación de criterios lo más amplios y ricos que sea posible.
Afincado en esta forma de plantear el problema, creo sinceramente (otro cantar será que acertada o equivocadamente) que, conocer los rudimentos del mundo del rodaje y algunas reglas prácticas en las que se apoya la elaboración de una cinta cinematográfica, sustentados en un tan divertido como útil ejercicio de comparaciones, ha de evitar en bastante medida que te den gato por liebre; lo que, así dicho, por lo coloquial puede resultar intrascendente, pero te puedo asegurar que una de las  principales metas de todo buen espectador es, dejándose impregnar, no permitir en ningún instante que te la den con queso.
Para mayor inri, con el desarrollo de esta parte de la experiencia que conduce a contemplar algún resultado de nuestra acción de rodaje (es decir, convertirnos ya, de facto, en espectadores, aunque sea de nuestro propio producto) contribuiremos a establecer un suave puente que suministre un sustancioso conocimiento dirigido a esa formación y que nos ayude a desertar de esa actitud de usuario inamovible, apalancado en un sillón o de consumidor poco exigente. Saber algo sobre lo que se puede conseguir (Sobre nuestra acción de rodaje, estamos hablando) y lo que cuesta conseguirlo, apunta a afinar la sensibilidad.
         Sí, Kike, el espectador también existe, tú bien lo sabes, y tomarse en serio el fomento de su educación como tal, puede ser una actitud muy digna. Además, ya te lo dije en otro palique(5): Hablando como especialista en teatro escolar, te he de confesar que no me convence en absoluto el taller cerrado; creo en el destinatario inmediato de nuestro trabajo, en el público. Parece coherente pues, que me preocupe por su formación. Preparar espectadores para el teatro constituye una enorme porción de nuestro entretenido periplo didáctico-teatral; así, en gran proporción, cuanto se persigue en el caso concreto de “El asombro de Mnemosine(6), la experiencia que estamos comentando durante estos últimos paliques, es la capacitación de espectadores, a la vez, más exigentes y afectos para el arte cinematográfico. Esta larga expedición en pos de un espacio que propicie el fortalecimiento de la sensibilidad y el desarrollo de estas aptitudes, explica en gran medida nuestra postura, subraya nuestro esfuerzo, considerando todos los deslices e imperfecciones que quieras.
1era. sugerencia
Este desvelo por formar espectadores no es una pretensión que se le pueda atribuir exclusivamente a este 4º nivel, pero es aquí donde vamos a desplegar de manera específica este propósito, centrando nuestro análisis desde la posición de espectador y encaminándolo hacia un ejercicio que se encargue de materializar el objetivo de situar a los participantes al otro lado del espejo, para que puedan admirar la imagen conseguida, bien sea o no de elaboración propia; siendo la sugerencia de procedimiento que en primer lugar se propone, la que suscita la contemplación de alguna secuencia rodada por los mismos participantes durante la realización de los módulos anteriores de esta experiencia.
Apenas enfrentarnos a esta nueva situación (La de ver en pantalla el material filmado por nuestro equipo), obtendremos una interesante cosecha.  Entre otros elementos a considerar, se podrá reconocer un gran contraste, al comparar el primer pase en pantalla efectuado con la proyección posterior del mismo fragmento de la película elegido, una vez se haya aplicado sobre este material filmado, la metamorfosis operada durante las tareas de montaje que hayan realizado los componentes del mismo colectivo, si es que, como hemos indicado en el palique inmediatamente anterior(7), dentro de los objetivos de la experiencia se hubiera decidido, por parte de los responsables, abordar esas tareas. Aprender de forma práctica lo que da de sí la intervención del montaje o la grabación de sonido, en la construcción comunicativa de una sucesión de imágenes, ha de contribuir a la elaboración de un considerable grado de criterio sobre lenguaje cinematográfico.
Esta primera sugerencia que se ofrece dentro de este 4º. nivel que estamos comentando, mantiene como fórmula de trabajo aquella que nos invita a visionar el material grabado hasta el momento, realizando esa proyección en sucesivas fases, a la par que la película sufra las reelaboraciones propias de la post-filmación.
Sin duda, ha de ser una gozada la constatación del fenómeno  tan extraordinario que se produce cuando, de la forma más completa y metódica posible, los participantes se enfrentan a su propia obra. Date cuenta de que, a pequeña escala, porque no se puede aspirar en una escuela a manejar grandes recursos técnicos, se establece la infrecuente oportunidad de comprobar consecuencias tangibles de la intervención de las personas (alumnos, también llamados) que participen en una experiencia de este tipo. ‘Ver como ha quedado’ el travelling o la panorámica que se haya rodado y todo cuanto hayamos planificado y filmado, voz, luz, planos, formará parte de esta pretensión.
2ª sugerencia
La siguiente fórmula que propone este 4º. nivel, proviene, como la anterior y la que te expondré en el punto que viene a continuación, del ejercicio realizado en uno de los módulos anteriores de esta propuesta de experiencia. Sugiere la proyección de alguna de las películas citadas en el texto de la obra de teatro que se está ensayando, añadiendo, para mayor interés hacia esa acción propuesta, la búsqueda de aquel detalle que dio lugar a la decisión de insertar esta cita en la trama de la obra.
Durante la puesta en práctica de los distintos apartados de la experiencia que propugna ‘El asombro de Mnemosine’, han de surgir por fuerza infinidad de referencias a producciones cinematográficas, algunas de ellas de valor reconocido, a la par que sugestivas, de las que es factible obtener un ejemplar con el fin de que los participantes lo puedan ver. Localizar esta cinta y proceder a su proyección sobre una pantalla para que se facilite un ejercicio de reflexión, utilizando el incentivo y, al mismo tiempo, excusa de buscar esas referencias entre una selva de imágenes y, en definitiva, se disfrute de la proyección de una película de interés, a poco que los responsables de la experiencia se lo propongan, conformará un estimable objetivo dentro de la actividad que se despliega.
Ya sabes, Kike,  que he pretendido evitar en todo momento la inclusión excesiva de esta clase de alusiones en el texto original  de la obra de teatro. Intencionadamente, he dejado abundante espacio, a la par que he intentado sembrar situaciones propicias para que los encargados de realizar la puesta en escena y, en general, de pilotar la experiencia, introduzcan las referencias de las películas que se ajusten a los objetivos previstos precisamente por ese equipo responsable. Sin embargo y como muestra un botón, ‘Las sirenas se aburren’(8), la obra de teatro que sustenta esta propuesta de trabajo, contiene una secuencia que contribuye a ilustrar este modelo de alusión y de qué manera puede ser integrado en la trama con el fin de contribuir a su mayor aprovechamiento.
¿Recuerdas, Kike, aquella escena con la que en el palique nº. 28(9) culminábamos la exposición de nuestro 2º. nivel? Después de que medio equipo de filmación sufriera un inconmensurable desasosiego ante el temor de que el Director notase que aquel colosal decorado, un barco, nada menos, había sido colocado en dirección contraria a como estaba situado en la toma anterior, resultó imposible impedir que el citado individuo se diera cuenta –ya hubiera podido darse cuenta por sí solo, pero descubre el pastel porque siempre hay alguien dispuesto a dar el soplo. Sea lo que fuere, el Director se apercibe de la situación, superando todos los disimulos interpuestos por algunos de los componentes de su equipo de rodaje. Lo sorprendente es que, al contrario de lo que cabría prever, el personaje en cuestión sale por donde menos esperan sus compañeros, dando por sentado, ante el asombro general, que le parece bien la monumental pifia:
Director.- ¡Fenomenal! ¡Es una idea maravillosa! El barco navegando en dirección contraria al plano anterior para desorientar al público... ¿De quién ha sido la idea?
Ayudante de D. (Sin saber qué decir).- Hombre...
Director.- ¡Permítame que le felicite! Es una ocurrencia genial. Vamos a superar a Orson Welles en Campanadas a media noche, cuando aparece con una cacerola en la cabeza, (duda, emocionado) con el mango hacia la derecha en un plano y hacia la izquierda después. Es evidente que con un barco lo vamos a superar. No obstante, debió anticipármelo.
Es en este fragmento donde aparece la alusión que nos ha de ayudar a desplegar nuestra segunda sugerencia. El director ha citado ‘Campanadas a medianoche’ de Orson Welles y lo ha hecho porque esta película contiene un famoso ‘error de script’, circunstancia que nos ha servido en bandeja la posibilidad de abordar, como todo en el teatro entre chanzas y veras, este concepto cinematográfico. Proyectar la película, añadiéndole el acicate de buscar el susodicho error, puede constituir un buen pretexto para compartir la vivencia de disfrutar de una obra, además de amena, de envergadura artística.
Ni qué decir tiene que, a partir de ahí, se presenta la inmejorable ocasión de charlar entorno a figuras artísticas de la talla de Orson Welles y Shakespeare, para lo que siempre viene bien cualquier excusa y más si es de este corte. Oportunidad excepcional quizás  para traerlos a colación y, ya de paso, conocer a Falstaff, personaje señero en la literatura universal, a partir del que se origina ese ‘error de script’ que tan en vilo nos ha mantenido durante las últimas charlas.
3ª sugerencia
Pueden ser incontables y de inesperada procedencia las motivaciones que nos inclinen a aconsejar la proyección de una película determinada, ante un colectivo escolar. Como hemos propuesto en el punto anterior, bien pueden propiciar nuestra decisión, simultáneamente, la de localizar algún contenido y ofrecer con ello alguna oportunidad de aprendizaje o, simplemente, la de gozar de la contemplación de una obra cinematográfica interesante.
Pero se puede dar también que estos motivos provengan de cualquier otro módulo de este ejercicio de comparación entre los lenguajes, como te vengo diciendo, teatral y cinematográfico o, yendo algo más allá, de cualquier otro apartado de esta misma experiencia, siempre que una de sus características sea la de que esté en conexión con los propósitos que estamos exponiendo aquí, en esta parte de la propuesta y, por lo tanto, potencie su vivencia. Por poner un ejemplo, invocaremos en esta exposición aquel tramo que dedicábamos, de igual modo que aquí lo planteamos con el Cine, a la comparación del lenguaje teatral con la Narrativa(10). Una de las sesiones de aquel apartado se encargaba de analizar la función de narrador, dándose el caso de que en el Cine también se utiliza con bastante frecuencia esta figura, por lo que puede resultar muy útil recordar aquella sesión, para abordar la enseñanza de esta función, apoyando nuestra estrategia en la comparación de la forma en que se emplea en cada género, con lo que trasladaremos nuestros objetivos a un espacio más amplio de observación desde donde se abarque al mismo tiempo Narrativa y Cine.
Puede que en este campo converjan mucho mejor estos dos géneros artísticos entre sí que ninguno de estos dos por su lado con el Teatro, ya que éste raramente utiliza este recurso, el narrador, mientras que es frecuente toparse con el uso de esta función, en muy diversas formas de aplicación, cuando vamos al cine o vemos una película por la tele. El narrador irrumpe cada dos por tres y hay corrientes cinematográficas donde menudea más que en otras. Esta es la circunstancia del llamado Cine Negro, en el que proliferan ejemplos de, a su vez, variadas modalidades.
El caso es, Kike, que quería presentar esta 3ª. sugerencia a modo de ejemplo práctico, por lo que teniendo bastante a mano ejemplares de esta variedad cinematográfica, ya que hay en el mercado suficientes colecciones con títulos de Cine Negro, podremos obtener con cierta facilidad abundante y variado material para proponer, en la medida de nuestras posibilidades, un ciclo sobre esta corriente cinematográfica.
Es evidente que esta decisión puede reportar por sí misma un aprovechamiento que, sin duda, revertirá en el ámbito instructivo por el que nos movemos, la formación de espectadores; no obstante, cabe prever que la organización de un ciclo de esta envergadura, combinada con el trabajo que estamos desarrollando en relación a la tarea de análisis de la función de narrador en la novela, no esté brindando únicamente la oportunidad de abrir nuestras perspectivas a la observación del empleo de esta función en el Cine Negro; esta acción, a mi entender, ha de favorecer, al propio tiempo, el análisis general de esta función en cualquier modalidad cinematográfica, así como en la novela.
Por ello, Kike, me atrevo a proponer, dentro de esta 3ª. sugerencia y aunque después cada cual es dueño de hacer de su capa un sayo, algunos títulos que, con todos estos fines expuestos, pueden ser proyectados en un ciclo de esas características.
Uno de esos títulos bien puede ser ‘Scarface’ de Howard Haws, porque la cinta se inicia con un cartel que nos introduce en los hechos desde un punto de vista omnisciente, cuya utilización se limita al tramo de los títulos de crédito y que, en un arranque poco común, se atreve a interpelar  al espectador. Asimismo, se recurre a la intervención de un narrador en ‘El beso de la muerte’ de Henry Hattaway, donde la voz de una mujer nos introduce en la historia también desde un punto de vista omnisciente, aunque más tarde comprobemos que esa mujer es uno de los personajes; un testigo que nos ha de acompañar hasta el final; asimismo, se da una narración de carácter omnisciente en ‘Atraco perfecto’ de Stanley Kubrick, con la peculiaridad de que esta voz nos acompañará durante toda la película, desempeñando las funciones correspondientes a un cronista de la historia que en ella se hilvana (Esta crónica muestra lo que hace cada personaje implicado durante la ejecución del atraco, retrocediendo siempre en el tiempo hasta el inicio de ese atraco, momento que es señalado expresamente por el narrador en el instante que inicia el relato correspondiente a cada uno de esos personajes. Con  esta estrategia, estructura su relato en un evidente flash back marcado por una voz que indica la hora en que arranca la acción del personaje cuya participación en el atraco se está contando; composición narradora que invita al estudio de este recurso cinematográfico y, si cabe y puesto aquí sólo como un ejemplo más dentro de este ejercicio de comparación de géneros artísticos, a rastrear dentro de la narrativa vestigios de estructuras comparables)
También se podría analizar la función de narrador proyectando ‘Laura’ de Otto Preminger, película en la que el asesino, un escritor, asume este cometido hasta que reaparece la supuesta víctima del crimen, momento en el que se interrumpe ese papel de narrador o en ‘Callejón sin salida’ de John Cromwell, donde es el protagonista quien se encarga de explicar los acontecimientos, bajo el pretexto de estar confesándoselos a un sacerdote castrense.
Es muy posible que haya otras películas más adecuadas, pero sin duda éstas están sembradas de ejemplos con variadas modalidades y además, son suficientemente conocidas y tienen un nexo común, por lo que he entendido que favorecen esta explicación. Sin complicar en exceso esta actividad, llevar a cabo un ciclo de estas características, con el que ofrecer el conocimiento del Cine Negro o de cualquier otro movimiento cinematográfico, mostrando la utilización que se hace del narrador y relacionándolo con el análisis que, de esta función en la novela, se está desarrollando en paralelo, reporta, sin duda, un enriquecimiento mutuo para ambos procesos.

4 Mezcla de sugerencias

Mira, Kike, si, encima, en ese ciclo programamos, por poner un ejemplo, ‘Casino’ de Martin Scorsesse, quizás se dé la oportunidad de interrelacionar alguna de las sugerencias planteadas durante este palique, puesto que,
a)  con la proyección de la película, podremos observar un empleo de la función de narrador bastante original, debido a que la narración es conducida al alimón por dos de los personajes de la historia. Esta narración a dúo contribuye a producir un efecto extraordinario en la percepción del espectador, quien recibe el contraste que aportan los puntos de vista de dos personajes distintos. El contenido y la forma de narración de cada personaje no son los mismos que los del otro; quizás, esta estrategia haya contribuido a que a esta película se le reconozca una dinámica narrativa especial(11). En principio, sería por esta causa una candidata idónea a formar parte de la programación de ese ciclo propuesto en nuestra 3ª. sugerencia. 
b)  Sin embargo, se da el caso de que en ese hilo narrativo se produce un incidente que yo interpreto, Kike, que, a pesar de que pueda pasar desapercibido, es un fallo, ya que uno de los personajes se permite el lujo de explicarnos cómo muere, mientras narra los acontecimientos como si tal cosa, desde ultratumba, situación bastante imposible y, a su vez, chocante que le despoja de verosimilitud a la narración, porque no estamos ante un argumento que dé pie a admitir una comunicación fantasmal, como si un gángster, el más terrible de ellos, condescendiese al extremo de hablarnos desde el más allá.
Le pasaríamos gustosamente al señor Scorsesse por alto esta concesión que se permite, de no ser porque, con el otro personaje que narra, él somete al espectador a un juego de similar estrategia. Este personaje que, durante toda la película,  no ceja en su papel de narrador, parece haber sido muerto por un atentado al inicio de la acción, pudiendo darse también a entender que nos habla desde el más allá, hasta que prácticamente al final se nos descubre que el coche estaba blindado y que, gracias a esa previsión, el personaje ha permanecido vivo a lo largo de toda la historia. Por lo tanto, nos la ha podido narrar;  el director de la película ha empleado su ingenio en justificarlo, mientras que con el personaje que explica cómo lo matan, no se esfuerza en mantener esta convención. Puede producirse, en tal caso, un error que influya en el ‘raccord’ (esa perfección en la continuidad entre las sucesivas imágenes) por lo que, a pesar de que este traspié tiene que ver más con el guión técnico y con la posterior adición de la voz en off tras el montaje, se puede seguir considerando, al menos para nuestros propósitos, algo parecido a un ‘error de script’ o, en cualquier caso, da acceso a que se pueda discutir sobre si lo es o no.
En cualquier caso, lo que queda claro es que esta película se erige en candidata por partida doble a nuestro soñado ciclo, ya que, aparte de esa forma especial de abordar la narración combinando los puntos de vista de dos personajes, contiene también un error cuya localización, como proponíamos en la 2ª de nuestras sugerencias, se puede convertir en un aliciente adicional, por lo que de este modo estaríamos combinando las estrategias propuestas en la 3ª sugerencia con las planteadas en la 2ª.
Antes de abandonar el impulso epistolar, debo decirte que esta manera de contemplar la situación, aparentemente descuidada por lo que respecta a la formación de actores y tan atenta a la del espectador, no es lo que parece y que veas cómo de vez en cuando surge también algún intérprete entre los escarbillos de esta enseñanza-aprendizaje. Alguno ha salido, porque un espectador, tal como nosotros entendemos el quehacer de un espectador, es el que ha efectuado el esfuerzo de situarse al otro lado del espejo y conoce, por tanto, en cierta medida, los entresijos de la otra dimensión, aunque solo sea por nuestra pretensión de que de este modo, como decíamos, no se la den con queso; en algún momento de su vida se le habrá brindado la ocasión de gozar con alguna vivencia de este tipo (escolar o no) y ha recorrido ese camino, impregnándose de conocimientos y experiencias y enriqueciendo su sensibilidad a cada paso para cumplir a fondo con su misión como espectador y disfrutar más y mejor con ello.
Visto así, es más complejo de lo que parece ese quehacer de espectador, pero probablemente es tal como lo entendemos cuando, en nuestras conversaciones, decimos que ese espectador ideal es aquel que, con una actitud activa, se remueve del sillón placentero, contra viento y marea elige su espectáculo y va a por él y es también aquel que logra situarse en el lado del espejo del actor, porque, aunque en definitiva, el resultado interpretativo reside en ese espacio más íntimo de quien contemple cualquier espectáculo, nuestro sujeto estará ponderando en todo momento la propuesta de otro. De ahí, ese viaje que parece de ida y vuelta, pero que realmente nos sumerge en una dimensión distinta. La formación de espectadores discurre por el itinerario de un  boomerang que, partiendo de una posición inicial frente a la interpretación elaborada por un actor, transita por todo el mundo  que la rodea y se le enfrenta y retorna para colocarse en el plano de ese espejo o para transformarse en él.
En última instancia, Kike, con este juego entre actor-tramoyista-espectador y el texto escrito por mano ajena que estamos analizando desde el primer palique, pretendemos también formar lectores y fomentar la lectura gozando, dando vida al texto escrito, como en pocas actividades se pueda ejercer, porque se propicia la práctica de buscar, elegir y conocer distintos autores, con sus distintos planteamientos, convirtiendo la pasiva en activa, es decir, construyendo o reconstruyendo –como tú quieras- una experiencia a partir de un texto que se lee, relee y reinterpreta y ofreciendo la oportunidad de practicar el ejercicio de ‘meterse en piel ajena’ al aceptar la propuesta de otro y enfrentarse cada vez a un personaje diferente, con vivencias y lenguaje diferenciados de los que utilizaban los personajes que habremos interpretado en otras ocasiones (y, por supuesto de los utilizados por nosotros mismos) y lo habremos llevado a cabo durante nuestra experiencia teatral, investidos de actores o de tramoyistas o de actores-tramoyista... como espectadores de privilegio, en fin, para poder transitar por todo ese universo humano que se dedica a la construcción de una obra artística de este tipo y, de paso, saber o, por lo menos, intuir lo que vale un peine.
Hemos intentado impulsar a los participantes a buscar, elegir y conocer esa palabra y a interpretarla, mejor a acometer esa interpretación, viviéndola sobre el escenario para desgranar el sentido del personaje, ese desconocido a priori, prestándole gesto, voz y sentimiento con el propósito de alentar esa actitud de ‘meterse en piel ajena’ que impulsa especialmente esta actividad; ese continuo ‘ponerse en el lugar de otro’ que patrocina el teatro elaborado a partir de un texto ajeno.
¿Crees tú que se puede dar una acción más potente para fomentar la lectura o el entusiasmo por ejercer de espectador? Aclarando sobre todo, que, como tú bien sabes, no se trata de unos meros leer un libro cualquiera o asistir a cualquier espectáculo, sin más. Lector o espectador se es, si se llega a ser, para leer y contemplar el mundo, todo el mundo y todo lo que lo mueve. La meta es ambiciosa, otra cuestión será hasta donde podamos alcanzar en nuestro empeño.
Dicho esto, que, muy a mi pesar, Kike, puede antojarse algo grandilocuente, hagamos mutis por el foro, como es nuestra costumbre, para que, entre cajas, en ese espacio donde gobierna la tramoya, rehagamos nuestro planeta preferido, el de la desexaltación.
Y no me hagas mucho caso, por favor. Te recuerda,
Miguel Pacheco Vidal


(1)      Obras del autor que ha dirigido Martín Curlleto:
Dentro del ciclo ‘Vitagem en Teatre’ del C. Cívic de Hostafrancs (Barcelona) : ‘Jonás, Jonás’, ‘Los clásicos nos divierten’ y ‘Tras los pasos de Juan de Buenalma’
En un ámbito más general: ‘Ronda lorquiana’
(2)       “El teatro un lindo amanecer”; ‘De palique con Kike-5, Ñaque, Ciudad Real; número 12- diciembre 1.999
(1)   Los clásicos nos divierten ->  Incluida en el libro de lectura "DELTA8"; Ed. Everest; León; 1.990 de José González Torices y Socorro y Urbano Pardo Agúndez, publicado por la Ed. Everest, León, 1990)
El montaje dirigido por Martín Gómez Curletto está reseñado en:
*      Una ‘Relación de destacadas puestas en escena de la obra de Calderón en el siglo XX’ adjunta al catálogo realizado por José Mª Díez Borque y Andrés Peláez para la exposición "Calderón de la Barca. Siglo XX", en el Círculo de Bellas Artes de Madrid ; 2000.
*      Puesta en escena y recepción del Teatro Clásico y Medieval en España (Desde 1939 a nuestros días)’; autor: D. Manuel Muñoz Carabantes; tesis dirigida por Dr. D. Luciano García Lorenzo; Un.Complutense, Fac. Filología, Dep. Filología Hispánica.; Madrid, 1.992
(3)       "Estudio de la técnicas de dos géneros literarios, teatro y novela, por análisis comparativo", comunicación presentada en 1er Simposio de Lengua y Literatura españolas; As. de profesores de español "Francisco de Quevedo” Madrid, 1.994 y en 1er Seminario de pensamiento crítico y educación; Fac. Ciències de l'Educació. Universitat de Barcelona,1.994.
(4)      “Del marco, el lado de enfrente”, ‘De palique con Kike-23, Ñaque, Ciudad Real , junio 2.003
(5)       "El asombro de Mnemosine"; ‘Boletín Iberoamericano de teatro para la infancia y la juventud’ (ASSITEJ-España, Madrid):resumen del trabajo de este autor, galardonado en el año 2.002 con el ‘Premio JUAN CERVERA de investigación de teatro infantil y juvenil’; n. 6/2003, octubre/diciembre 2003)  (Consultar en www.galeon.com/assitejespana/)
(6)       “La Caja de Pandora”; ‘De ‘Palique con Kike-30; Ñaque, Ciudad Real, diciembre 2.004
(7)       Las sirenas se aburren’, obra de teatro escolar del autor de este ‘palique’, publicada en la colección "Punto de Encuentro" (Serie de Teatro) de Editorial Everest (León, 2.005)
(8)       “Primera sesión”; ‘De palique con Kike-28’, Ñaque, Ciudad Real; número 35  - junio 2004.
(9)       Aparte de ‘El asombro de Mnemosine’, se aborda también la comparación entre narrativa y teatro en otro trabajo del autor:‘Leo cuando actúo, actúo mientras leo’, destinado a más jóvenes.
(10)     Por poner una referencia, una de las últimas que he podido leer Sin embargo, la película está lejos del dinamismo narrativo del Goodfellas o del Casino de Scorssese la realiza José Luis Gilabert en ‘Fila Siete’; comentario que, en estos momentos, se puede consultar en:  www.filasiete.com/blowgilabert.html