De palique con Kike 35

(Artículo publicado en revista ‘Ñaque’, Ciudad Real (España); nº. 42, diciembre 2005)

REBOBINANDO, QUE ES GERUNDIO

No tengo miedo al invierno
con tu recuerdo lleno de sol.
 


¿Ecléctico? ¡Qué me vas a contar a mí, Kike! Si hay alguna labor  que se distinga por su capacidad ecléctica y por admitir toda suerte de contribuciones en la dinámica que promueve, es el teatro de texto. Siempre y cuando los responsables de organizar esa dinámica estén preparados para ello y apliquen a su trabajo aportaciones provenientes de técnicas teatrales diferentes. Lo digo expresamente, porque es al revés de lo que se suele manifestar. Son los seguidores de algunas de esas técnicas los que excluyen el uso del texto, mutilando, en cierto modo, la extraordinaria labor interdisciplinaria suscitada por la intervención de toda suerte de expresiones artísticas que el ejercicio teatral genera.
Ya sabes, Kike, que, con lo comentado hasta aquí, hemos consumido nuestra copa hasta la saciedad. Hemos apurado nuestro brebaje hasta la última  gota de todo el contenido que habíamos desentrañado durante nuestras charlas en tu despacho o en algún espacio  -en ocasiones bastante desvencijado- del local donde estuvieses desarrollando tus experiencias teatrales en aquel momento; en definitiva, cuanto entrambos habíamos considerado merecedor de realizar un esfuerzo para que fuese explicado. Eso fue lo acordado y posiblemente, es todo lo que tenía que decir. También es cierto que después de haber establecido nuestro pacto, han aparecido nuevos temas –que en determinados casos, no he tenido inconveniente en incorporar a nuestra conversación- o alguno de los pactados han acumulado cierto enriquecimiento o, ¡vete tú a saber!, sobre alguno de ellos habré experimentado un cambio de parecer, a medida de que mi perspectiva personal se haya expandido a lo largo de estos años. Habrá un ‘De palique con Kike-36’, a modo de despedida, pero, en todo caso, éste, el 35, se puede considerar el último o, por lo menos,  así se puede entender en lo que a temario se refiere.
Es o, en cualquier caso, me parece irrevocable el cierre de los paliques. Lo he dicho todo o casi todo alrededor de los temas que desgranamos a lo largo de todos aquellos años, verano tras verano, durante mis visitas a tu casa en la calle Sampiro de León. Como las golondrinas venía a parecer yo. Espero que me perdones por cuanto haya omitido o mi inventiva haya agregado espuriamente.  Sobre el ámbito que suscita ‘El asombro de Mnemosine(1), solamente quedan aún reservados en el tintero un aspecto importante y otro menor. Uno tiene que ver con un par de preguntas que siempre me he hecho. ¿Es del todo factible, es realmente aplicable dentro de la actividad escolar el modelo de trabajo sobre el que debe desenvolverse la experiencia que hemos expuesto durante estas treinta y cinco cartas? ¿Es útil, provechosa, la materialización de esta propuesta de experiencia? El otro aspecto pendiente, a mi parecer, el menor, se refiere al ‘tema común’ sobre el que invita a trabajar ‘Las sirenas se aburren(2).
No quiero abordar aquí la discusión del dilema más genérico acerca de si es conveniente o no el ejercicio teatral en la Escuela. Ya conoces mi admiración por la tarea desplegada por todos aquellos aventureros que deciden llevar a cabo una experiencia teatral en el ámbito escolar o en cualquier otro colectivo no específicamente teatral, aunque algunos de estos gloriosos aventureros mantengan puntos de vista diferentes a los que estamos manteniendo en estos ya numerosos ‘paliques’. Me desharía en elogios, tanto de acordes como de discrepantes, pero me voy a ceñir en concreto al tema de la adaptabilidad de esta propuesta de experiencia, partiendo ya de ese hipotético reconocimiento universal de entorno escolar hacia la labor teatral y hacia su utilidad pedagógica.
De esta guisa, Kike, y aunque soy consciente de que realmente no es así, ni mucho menos, y de que nadie o muy pocos dan un duro por él, doy por reconocidas o como si lo fuesen ya en el ámbito escolar las bondades y la conveniencia del ejercicio dramático, en general, y la labor de los aventureros que, curso tras curso, logran subir al escenario una obra de teatro en los andurriales escolares y de los que nos hemos dedicado a construir obras, obrillas, si tú quieres, con una estructura dramático-pedagógica que facilite esa labor. Cosas tan evidentes y aparentemente sencillas de solucionar, como la habitual desigualdad entre número de participantes y número de personas que exija la obra de teatro elegida o tan obvias, como la disposición de la arquitectura de la obra en compartimentos estancos o algo más complejas  como las fórmulas para soslayar o suavizar algunas inconveniencias  de la moraleja de que adolecen con cierta frecuencia los espectáculos infantiles, son aspectos sobre los que nos hemos entretenido a analizar y a indagar proponiendo soluciones y algunos recursos para el mayor aprovechamiento de esta actividad. También hemos intentado navegar por la interdisciplinariedad, esa virtud que el teatro escolar ofrece ineludiblemente, observando además unas estrategias, a las que hemos denominado ‘comparación de expresiones artísticas’ o ‘La Tramoya viva’ mediante las cuales se pretende intensificar esta dinámica tan peculiar que genera el Teatro en la Escuela, recalando, a través de ellas, finalmente en la ‘comparación de géneros artísticos’, propuesta de experiencia específica ya del trabajo que he intentado exponer, con mayor o menor acierto, durante los últimos paliques.
Hasta este momento, no hemos hecho otra cosa que elaborar estrategias prácticas, en forma de acción dramática que, entremetidas en el texto, enriquezcan las dinámicas producidas por ese ejercicio teatral en la Escuela, las potencien y favorezcan su aprovechamiento. Habíamos partido de que alguien considere útil esta actividad, sin entrar en la discusión de su conveniencia con aquellos que opinen lo contrario. En este sentido, nuestro cometido consiste en favorecer, facilitar e intentar enriquecer esa labor que ya existe, proporcionando un material que se ajuste a sus necesidades, sin añadir, si puede ser, esfuerzo alguno, antes al contrario, ofreciendo algunos procedimientos para eludir obstáculos, agilizar y rentabilizar tareas.
Quizás, ya sería suficiente argumento para dar por admitido que la aportación se pueda considerar interesante y ajustada a necesidades y objetivos de la Escuela y que no incrementa el grado de dificultad al que normalmente se enfrenta esta actividad. Sin embargo, acerca de la propuesta de experiencia que hemos explicado palique tras palique, en nuestras últimas conversaciones y, muy especialmente, en la parte que corresponde al ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos(3), creo necesario entrar al trapo, porque puede parecer que, al proponer, como se propone, la intervención de géneros no habituales en la normal actividad teatral de la escuela –la narrativa y el lenguaje cinematográfico-, se está agregando una complicación insoportable a nuestra cotidianidad dramático-escolar.
Vamos a dedicar algunas líneas a aportar nuestro punto de vista sobre esta cuestión, de modo que nos ayude a aceptar que esto no tiene por qué ser así por fuerza, que el ejercicio que se propone, encima de ofrecer la ristra de materiales de que hemos tenido la ocasión de hablar en anteriores ‘paliques’ y de los que la Escuela puede, sin duda, extraer algún beneficio y oportunidad de actuación, tampoco es que exija una carga excesiva.
A.- Sobre el ejercicio de comparación del lenguaje teatral con el narrativo
Antes que nada, cabe recordar aquí que la primera parte de la propuesta de ‘comparación de géneros artísticos’, la que se dedica al análisis del lenguaje narrativo, consiste en programar la lectura de una novela que narra idénticos acontecimientos a los contados por la obra de teatro que estamos llevando a escena; después, en clase, se procederá a comparar aquellos episodios de obra de teatro y novela que explican la misma secuencia de nuestra historia.
Al observar cómo se desenvuelve el lenguaje empleado, bien narrativo, bien dramático, utilizado para explicarnos un mismo tramo del argumento, se brinda, mediante el dispositivo de comparación que ofrece la propuesta, la oportunidad de desentrañar los mecanismos y recursos técnicos de que se vale el autor al utilizar cada lenguaje, proponiéndose con ello un método para abordar el estudio de la literatura desde un enfoque práctico, donde se analizarán las diversas funciones literarias a través de ese dispositivo que permite comparar las estructuras empleadas para construir cada fragmento según el género de que se trate; lo que nos conducirá también a la posibilidad de confrontar las estructuras lingüísticas aplicadas según sea este o aquel género, con lo que estaríamos aprovechando la ocasión para analizar, valiéndonos de esta misma inercia, aspectos inherentes al ámbito de la Lengua.
Por lo que respecta a esta parte, la que se dedica a comparar Teatro con Narrativa, entiendo, Kike, que esta propuesta de experiencia no exige esfuerzo adicional alguno, si se decide que la novela a leer al desplegar este ejercicio forme parte de la lista de novelas cuya lectura esté prevista, sin que por ello se modifique el número previsto de novelas a leer durante el curso en que se decida desarrollar la experiencia. Precisamente, lo que se pretende con esta propuesta es INTEGRAR ESFUERZOS. Ya que estamos realizando los trabajos que comporta el montaje de una obra de teatro, por qué no beneficiarnos de la situación, para brindarle al aula material literario, obra de teatro, novela y fragmentos de texto con un potencial inusual de ser analizados para su comentario en razón de su ejercitación y vivencia teatrales, así como un  dispositivo con el que descubrir por comparación los mecanismos y recursos propios de las técnicas empleadas. E intentaremos valernos de toda esa capacidad sin tampoco engordar la tarea escénica ni estorbar su proceso, ya que todos estos elementos están concebidos como acción dramática.
Otra cuestión es el encaje de este diseño en los objetivos escolares para una mayor utilidad de este ejercicio. Ya te he apuntado que se trata de una comparación práctica, que intenta propiciar la labor de desentrañar las técnicas propias de cada lenguaje. Qué contenidos técnicos estudiar entre los propuestos, bien porque coincidan con el diseño curricular del centro, bien porque se considere oportuno incorporarlos, es, desde luego, una decisión a tomar por el centro escolar en cada caso. No obstante, te debo decir que contenidos técnicos literarios tan necesarios de abordar como la función de narrador, el punto de vista, la acción dramática, terminología teatral, etc. y de manera tan contundente, práctica y amena como se da en el ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos’, no se suelen dar con frecuencia.
A.- Sobre el ejercicio de comparación del lenguaje teatral con el cinematográfico.
En cuanto a la otra dimensión de la ‘comparación de géneros artísticos’, la que emprende el análisis del lenguaje cinematográfico gracias a la posibilidad de comparación con el lenguaje dramático durante las sesiones de ensayo o en la misma representación, creo que sí es necesario que intente argumentar el escaso sobreesfuerzo que representa el ejercicio de acercarse al conocimiento de la cinematografía como elemento adicional a nuestro acostumbrado quehacer teatral.
En primer lugar y antes de defender con uñas y dientes mi trinchera, permíteme anunciarte que, sobre la conveniencia urgente de intensificar el conocimiento y la práctica de algunos rudimentos esenciales de los lenguajes cinematográfico y televisivo, hablaremos algo en nuestro próximo palique. Recuerda, el último de verdad.
Sin una mínima experiencia y un mínimo conocimiento de este espacio de comunicación artística, nuestro barco educativo va a la deriva hoy en día. Sobre este asunto, cada vez más, se está convirtiendo en necesaria y urgente una profundización para favorecer el desarrollo de estrategias que vengan a llenar este vacío; creo, además, que inexcusablemente. En algún momento, esta situación explotará convirtiéndose en una emergencia, si no en una catástrofe de difícil reconducción. Entonces, alguien se lamentará de que, entre tanta erudición, a nadie se le ocurriera ponerle a tiempo el cascabel al gato.
Tampoco voy a abogar para que este posible ámbito de la enseñanza se convierta en otra enseñanza reglada al uso; que un lenguaje tan ameno y dinámico se transforme en un engranaje enmohecido y tedioso como aquel en que en algunas ocasiones deriva la enseñanza de un campo artístico tan apasionante como la literatura. No es de extrañar pues, que hayamos propuesto la enseñanza del lenguaje cinematográfico cabalgando sobre el ejercicio teatral, una actividad tan divertida y dinámica como la que propicia el propio cine. No sé cuánto puede ser y cómo se podrá evaluar el esfuerzo que se debe emplear ni si el diseño que propongo a través de ‘El asombro de Mnemosine’ es el correcto, pero estoy convencido, Kike, de que muy pocos modelos didácticos ofrecen tan amplia gama de ejemplificación y posibilidad de análisis de recursos técnicos con la intensidad, amenidad y ocasión de profundizar que conceden los ensayos de una obra de teatro o su representación. Si a alguien se le ocurriera encorsetar en una sesión convencional la enseñanza de los lenguajes cinematográfico y televisivo, ¡allá películas!, sobre todo, teniendo la oportunidad de convertir el mismo acto, el de enseñar y aprender rudimentos de cinematografía, en un acto entretenido; tan entretenido o más que el lenguaje que se pretende ejercitar y aprender.
Recuerda además, que, como en el caso del ejercicio de comparación entre los lenguajes narrativo y teatral, aquí, cuando afrontamos la comparación con el cinematográfico, pretendemos asimismo INTEGRAR ESFUERZOS, ofreciéndole a las aulas la oportunidad de aprender y enseñar rudimentos de terminología, algo de teorización y su cuota de práctica cinematográfica, beneficiándonos para ello, del hecho de ensayar y representar una obra de teatro. Trasladar al aula después los resultados de este esfuerzo, no parece una tarea excesivamente compleja. Pero, nosotros ¡a hacer teatro! que es cuanto nos toca hacer.
Lo que podremos observar, Kike, es que, si estamos ensayando el siguiente fragmento de la obra de teatro:
Script (Consultando sus apuntes).- Hoy teníamos previsto comenzar con... ¡Veamos! Si, con un travelling sobre cubierta y una panorámica a continuación. Después...
y estamos remedando a conciencia la ejecución de un travelling y de una panorámica (porque los responsables saben cómo ejecutarlos y están decididos a enseñarlos), los participantes estarán aprendiendo estos movimientos de cámara y los estarán practicando; dándose esta oportunidad, sobre todo, si el equipo responsable de llevarla a cabo, ha optado por materializar esta experiencia en su 3er. nivel de enseñanza-aprendizaje, porque, en este caso, el operador de cámara sostendrá entre sus manos una cámara real, cargada con película de verdad que, una vez revelada y reproducida en una pantalla, nos podrá mostrar los resultados de la acción desarrollada en escena, con lo que podremos comprobar el grado de corrección del movimiento ejecutado y propiciar el perfeccionamiento en la realización de nuestras futuras intervenciones. Nivel que nos permitirá, además, ensayar y aprender elementos propios del mundo ya del post-rodaje (montaje, sonorización, etc.), en la medida de nuestras posibilidades y encajado todo en el marco de los objetivos escolares de cada centro.
No pretendo que todos los profesores sean expertos en Arte Dramático o en el Séptimo Arte, ni que se arremanguen y que constantemente se metan en el charco de montar una obra de teatro. También se pueden auxiliar de algún especialista. Solo pido que tengan una mínima preparación teatral, que tomen en consideración la posibilidad de emprender en algún momento esta inolvidable experiencia, cuyo destino es el de promover el conocimiento y la práctica del lenguaje cinematográfico a través del ejercicio teatral en una escuela y que comprueben por sí mismos su utilidad.
Para dejarlo en su sitio, decirte que no creo que ni la décima parte del cuerpo docente tenga la décima parte de las dificultades que tú tuviste en vida y, sin embargo, aún no siendo profesor, se te puede presentar como ejemplo irrefutable.
Declarábamos más que solemnemente hace unos cuantos paliques la necesidad de afrontar en la Escuela la enseñanza del lenguaje cinematográfico y, dentro de ese compromiso, es donde se puede ubicar esta propuesta para abordar el conocimiento de ese lenguaje de forma no reglada, pero organizada como la que más. Pueden darse otras formas de aprender estas quisicosas del lenguaje cinematográfico o que aborden elementos más importantes, pero que sean más amenas, no; creo yo, Kike y mejor organizadas, lo dudo. Se trata de hacer teatro y aprovechar que se está haciendo. Encima, recuerda que aquí no estamos proponiendo la formación de técnicos en la materia, sino que solo pretendemos transmitir rudimentos a un alumnado de enseñanza general para contribuir a que, conociendo mejor el medio, se fomente una sensibilidad que le permita navegar lo mejor posible a través de ese bombardeo de imágenes al que normalmente está sometido.
Montar una obra de teatro con nuestros alumnos no es un juego tan difícil como todo eso y los frutos que nos puede reportar su práctica compensan sobradamente cualquier esfuerzo. Desde esa perspectiva, con el ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos’ se pretende abrir al extremo que convenga el abanico de utilidades que este juego ofrece. No es necesario ni a lo mejor aconsejable, apurar todas las propuestas que contengan ‘El asombro de Mnemosine’ o cualquier otro ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos’ que se pueda dar. Ya hemos comentado que, como todo, se desplegará la actividad en función de los objetivos del centro escolar, así como, a la inversa, es posible que algunos diseños curriculares de centro se vean enriquecidos por algunas de las proposiciones surgidas del ejercicio teatral y de comparación de géneros. Consiste pues, en adaptar la propuesta de experiencia a las necesidades de la escuela donde se desee desarrollar y de acuerdo con los objetivos que fijen los responsables del centro y de la actividad.
La propuesta de experiencia está preparada para ello; es lo que te quiero decir. En este sentido, el ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos’ se comporta como un mercado con un considerable número de paradas donde seleccionar una importante también cifra de productos a elegir. Que fijemos nuestra atención en los aspectos lingüísticos o literarios, desde su vertiente narrativa o desde la dramática, o cinematográficos o en una combinación de todos ellos o que, dentro de estas perspectivas, abordemos unos aspectos y desechemos otros o que incorporemos algunos que no estén previstos, es asunto de los responsables de llevar a cabo la experiencia que, en definitiva, podrá ser coordinada por un equipo de profesores, si viene al caso.
Puedes pensar que estoy llevando demasiado el agua hacia mi molino, pero es la pura verdad y tú lo sabes: la oferta se convierte en tan abundante y versátil que solo hay que escoger, añadir, si cabe, ordenar e insertar en la planificación escolar. Además y para remachar cuanto te estoy argumentando a favor de la capacidad de adaptación de nuestra propuesta de experiencia, solo hay que aducir la facilidad con que  pueden ser modificados sus contenidos. Cuestión que ya hemos comentado en otro ‘palique’, pero que conviene ejemplificar brevemente. Para simplificar este comentario, tomaremos el ejemplo que hemos utilizado anteriormente, ya que proviene casualmente de una modificación sobre el texto de la obra, realizada precisamente para llevar a término esa adaptación a objetivos, puesto que el original era:
Script (Consultando sus apuntes).- Hoy teníamos previsto comenzar con... ¡Veamos! Si, con un travelling sobre cubierta. Después...
si, para ajustarse a los objetivos escolares, en lugar de ‘travelling’, hubiésemos deseado practicar una ‘panorámica’, se podía haber modificado de la siguiente forma:
Script (Consultando sus apuntes).- Hoy teníamos previsto comenzar con... ¡Veamos! Si, con una panorámica sobre cubierta. Después...
Pudiéndose transformar en:
Script (Consultando sus apuntes).- Hoy teníamos previsto comenzar con... ¡Veamos! Si, con un travelling sobre cubierta y una panorámica a continuación. Después...
Si, como en el ejemplo que ya habíamos utilizado anteriormente, lo que se decide es practicar en ensayos y representaciones ambos movimientos de cámara, travelling y panorámica.
En resumidas cuentas, Kike, dado que esta propuesta de experiencia, apoyada en un texto teatral, mantiene la vocación de suministrar contenidos, ejercitar capacidades y facilitar recursos a la Escuela, mientras brinda las opciones de :
A.   Montar ‘Las sirenas se aburren’ como cualquier otra obra de teatro
a.1Aprovechando o no la posibilidad de incorporar a escena el equipo de tramoyistas para satisfacer la pretensión de reunir en la experiencia el máximo de participantes, proporcionando a la mayor parte de ellos una ocupación relevante en este proceso de construcción artística.
a.2Profundizando o no en la dinámica interdisciplinaria que propone ‘Las sirenas se aburren’ (Decoración, música, etc.) y la especialmente facilitada por esta obra a través de la interacción promovida sobre el escenario, dada la circunstancia producida por la  propia intervención de la tramoya en la acción dramática y por la estructura de espectáculo musical que la historia contada sostiene.
B.   Abordar una de las vertientes del trabajo de ‘comparación de géneros artísticos’ sugerido por ‘El asombro de Mnemosine’, leyendo la novela en paralelo al montaje de la obra de teatro y proceder al estudio del lenguaje narrativo mediante la observación de la misma historia desplegada en acción dramática y a través de la comparación de los mecanismos técnicos empleados para desarrollar una secuencia determinada, bien en lenguaje narrativo, bien en lenguaje teatral.
C.   Emprender el ejercicio de comparación entre lenguaje dramático y el cinematográfico que se propone en el mismo proyecto.
c.1 Desarrollando cualquiera de los niveles de enseñanza-aprendizaje propuestos.
c.2 O varios, combinándolos según convenga a los objetivos escolares que se fijen.
D.    O bien, afrontar la tarea al completo, al desplegar la experiencia de comparación entre Teatro, Novela y Cine, ahondando en el análisis de la interrelación entre los tres géneros a la vez, si al diseñar la estrategia, se considera posible compaginar las tres vertientes de trabajo sometidas a comparación.
E.   De añadir o suprimir contenidos, de acuerdo a los objetivos escolares, utilizando para ello, la tradicional capacidad que tiene el texto teatral para sufrir interpolaciones y tijeretazos.
F.    Seleccionar y organizar de acuerdo a los intereses de la Escuela, aquellos contenidos que el ejercicio de ‘comparación de géneros artísticos’ surte.
y si, además, esta propuesta dispone los elementos didácticos a practicar de tal modo que mantengan el carácter de acción dramática, de manera que, al mismo tiempo, formen parte de esa acción dramática y, a su vez, la nutran, generando un ejercicio de indiscutible atractivo y amenidad, estarás de acuerdo conmigo, Kike, en que, con el planteamiento de ‘Las sirenas se aburren’, junto a su correspondiente novela y dentro de la propuesta de experiencia ‘El asombro de Mnemosine’, se ha realizado un gran esfuerzo de adaptación a las necesidades escolares del ya de por sí enriquecedor fenómeno teatral.
C.- Un comentario sobre un ‘tema común’
Agotado quizás ya este asunto concerniente a la versatilidad para la utilización en el ámbito escolar que exhibe ‘El asombro de Mnemosine’, que entiendo que a según quien le pueda parecer desbordante, solo me queda por afrontar un pequeño, aunque, para mí, importante aspecto de ‘Las sirenas se aburren’. ¿Te acuerdas, Kike, de los ‘temas comunes’, aquellas estrategias mediante las cuales pretendíamos combatir los aleccionamientos? Pues verás, resulta que el ‘tema común’ que sugiere esta obra aparece gracias al canto fabricado por las sirenas especialmente para la oportunidad que se les ofrece en la cinematográfica historia que teje la obra.
Las sirenas, al penetrar en las mentes de aquel singular tropel humano, formado por cineastas de todo tipo y jerarquía, se dan cuenta de que los anhelos de aquellos profesionales giran alrededor de una intensa aspiración, propia de la actividad cinematográfica y tienen la oportunidad de observar que, pese a que el equipo de filmación está integrado por personal en gran proporción de origen español, una extraña palabra, ‘Hollywood’, nombre de una localidad norteamericana, tiene la virtud incomprensible para ellas de simbolizar y sintetizar a la perfección esos anhelos ocultos y sirve, por tanto, de reclamo imperioso para todos los integrantes de aquel colectivo humano, excepto para aquellos que padecen de sordera, quienes se convertirán en un pequeño obstáculo para la ejecución de los planes de las pérfidas sirenas.
Aún así, éstas consiguen el objetivo de subyugar a casi todos aquellos seres humanos, sin darse cuenta, no obstante, de que, paradójicamente, ellas también han sido contaminadas por las mismas aspiraciones de triunfo que han descubierto en aquellos seres humanos, sintiéndose atrapadas de manera ingenua al picar el irresistible anzuelo que les lanza el reclamo ‘Hollywood’, por lo que deciden embarcarse, junto a los miembros de aquel estrafalario equipo de rodaje, en un trasto escénico que simula ser un barco, rumbo a la meca del cine, en pos del éxito cinematográfico y la notoriedad social que representa la evocación del nombre de aquella ciudad norteamericana.
El ‘tema común’, dirigido al nivel de edad para el que está elaborada ‘Las sirenas se aburren’, es pues, el de la ‘sed de triunfo’, está representado por la palabra ‘Hollywood’ y se ofrece como una reflexión, entremetida en la acción dramática de la obra, sobre un asunto que implica, sin lugar a dudas, también a cualquier adulto participante en la experiencia y que tiene sobrada relevancia para las personas en edad juvenil que intervengan y para el mundo que las rodea.
Hollywood’ parece ostentar todas las condiciones para ejercer su cometido como ‘‘tema común’ y como en los casos de ‘temas comunes’ analizados en anteriores paliques, que, sobre todo, atañían a la estructura dramático-pedagógica de ‘Historia de una cereza(4), el tema sobre la ‘sed de triunfo’ se ofrece en este caso también como una cavilación abierta, sin proporcionar ningún resultado o conclusión aleccionadores que tiendan a cerrar el proceso de reflexión propiciado por la elaboración de la acción dramática durante los ensayos y las representaciones. Acaban todos, humanos y sirenas, en un barco imposible, ya que se trata del barco que ha sido construido como decorado de la película, rumbo a cumplir ese deseo de triunfo tan intenso; rumbo a ‘Hollywood’, a bordo de un barco de cartón piedra. No se sabe a ciencia cierta cómo acabará la aventura; desapareciendo o, por lo menos, suavizándose cualquier posible moraleja. Al menos, esa es la intención.
Como la vida misma, Kike, nunca se sabe cómo acabarán nuestras locuras; como tampoco tú y yo sabíamos de antemano que nuestros ‘De palique con Kike’ iban a acabar en este preciso instante, por el mero hecho de que a mí me parece que ya se ha agotado toda la sustancia de cuanto tú y yo hayamos podido comentar en nuestras charlas en León, dejando solo el resquicio de un próximo ‘palique’, uno solo, para despedirnos. Bien visto, ¡ya está bien! ¿No te parece?
Tuyo affmo., casualmente desde Argentina,
Miguel Pacheco Vidal



(1)     Las sirenas se aburren’, obra de teatro escolar del autor de este ‘palique’, publicada en la colección "Punto de Encuentro" (Serie de Teatro) de Editorial Everest (León, 2.005)
(2)     El asombro de Mnemosine; ‘Boletín Iberoamericano de teatro para la infancia y la juventud’ (ASSITEJ-España, Madrid):resumen del trabajo de este autor, galardonado en el año 2.002 con el ‘Premio JUAN CERVERA de investigación de teatro infantil y juvenil’; n. 6/2003, octubre/diciembre 2003)  (Consultar en www.galeon.com/assitejespana/)
(3)     Ver artículos desde ‘De palique con Kike-26‘ al 33; publicados por la revista Ñaque desde el número 33 al 40, de febrero 2004 a junio 2005
(4)     ‘Historia de una cereza’, Colección 'Teatro EDB'- EDICIONES DON BOSCO.- Barcelona, 1.982.- Montaje dirigido por Margarita Rodríguez,  actualmente en repertorio de Producciones Quiquilimón de Gijón.